miércoles, 15 de agosto de 2012

Ferran Iniesta (11/07/2012). Girona.


Entre los dias 11 y 13 de Julio tuvo lugar en Girona el curso sobre Realidades del África Negra. En la primera jornada, quienes asistimos disfrutamos de toda una mañana (más de cinco horas) con Ferran Iniesta, el mayor especialista en historia africana de nuestro país. Fue una clase intensa, con el habitual tono apasionado que imprime a sus exposiciones. En las próximas líneas pretendemos resumir esas cinco horas. Obviamente, compilar todo lo que dijo durante ese tiempo es una tarea quimérica, así que nos contentamos con intentar desengranar algunos de los elementos que creemos más interesantes de su explicación, aquellos que pueden ayudarnos a difundir la historia africana.

Desde un principio, Ferran Iniesta dividió su explicación en tres conjuntos temporales simples y fácilmente asimilables: África antigua y clásica, África y Europa (XV-XX) e Independencias.


África antigua y clásica
Podemos hablar de la historia africana, de sus sucesos y particularidades, de su importancia y transcendencia en sentido mundial, desde hace 6000 años sin interrupción alguna. Por establecer una comparación, en el caso europeo esos años disminuirían hasta 3000 o 3500. Es decir, la historia africana se nos presenta, de este modo, como la más antigua del mundo.

Tras este breve -pero contundente- inicio, Iniesta pasó a hablarnos del país negro (KMT, Kémit), al que todos nosotros solemos conocer como Egipto. Nos dice que desde el coloquio del Cairo se ha reconocido finalmente la cultura negroafricana de este país. Los griegos, contemporáneos de un Egipto que ya ha experimentado múltiples mestizajes, describían a los egipcios como negros. Sin embargo, no solo hemos de fijarnos en el color de la piel que, posiblemente, no indique tantas cosas como el pensamiento, la cultura o la política, tres elementos que dibujaban claramente la africanidad de Kémit. La concepción sagrada del poder y del mundo es rigurosamente africana. La realeza divina, la idea de que un ser humano con su mera presencia liga al universo con la sociedad, es algo totalmente africano.
En referencia a Egipto y sus raíces negroafricanas resulta esencial el libro de Cheickh Anta Diop (maestro del propio Iniesta) que recientemente ha sido publicado en nuestro idioma bajo el título “Naciones negras y cultura”. En esta obra, Diop analiza especialmente la lengua egipcia comparándola con el wollof, encontrando multitud de similitudes y coincidencias.

Tras hablar de este origen negroafricano del antiguo egipto, Iniesta se dejó llevar y divagó sobre un par de asuntos interesantes. El primero de ellos era la cuestión de la escisión del clitoris que en Egipto se hace desde siempre. Para entenderlo, Iniesta nos habló de algunos ejemplos. Los dogon creen que con esta práctica eliminan un elemento masculino en la mujer, algo que sobresale. La circuncisión, por su parte, eliminaría un elemento femenino y protector en el hombre.

Volviendo a esa realeza divina que hemos mencionado, es importante constatar que el rey jamás intervenía en la vida cotidiana de las personas, el rey era un símbolo presencial y su función básica era estar, ya que su mera presencia garantizaba el correcto funcionamiento de la sociedad.

Es sobre estos parámetros sobre los que se desplegaron los imperios clásicos.

El tiempo que Iniesta dedicó a explicar los imperios clásicos fue relativamente corto en comparación a los otros temas desarrollados. Suponemos que eso se debe a que la cantidad de datos, fechas, nombres y estructuras políticas podrían abrumar a los recién iniciados en la historia africana. Sin embargo, dio algunas pinceladas muy interesantes.
Lógicamente, Iniesta nos mostró los principales imperios clásicos (de los cuales ya hemos hablado en el blog).
Ghana, cuyos inicios hemos de situarlos en el siglo VIII. Mali, existente desde el siglo XI pero funcionando como imperio desde el XIII. Sonrai, siglo IX, como imperio desde el XV. Kanem-Bornú.
Iniesta nos habló en lineas generales de las características comunes entre estos imperios. Se trata de sistemas estables de larga duración en los que el poder político no interfería en la vida cotidiana. Las principales importaciones eran sal y caballos -para la aristocracia militar-.
Más concretamente, nos habló de la caída del imperio Sonray en 1591, cuando una expedición hispano-marroquí, dirigida por Al-Mansur, de 6000 guerreros (4000 de los cuales eran andalusís) se enfrentaron a un ejército de 42000 hombres. Este desnivel en cuanto a efectivos se palió con el uso de las armas de fuego, que resultaron letales contra unas fuerzas africanas que no contaban con esa mortífera artillería. De este modo, la expedición se apoderó de las ciudades de Gao, Tombuctú y Djenné, dando el golpe definitivo al histórico imperio sonray.

Por otra parte, resulta interesante que Iniesta, en su explicación de los sucedido siglos atrás, hizo un esfuerzo por explicar elementos que ayudan a entender la realidad africana hoy en día. Por ejemplo, nos habló de la dificultad para establecer fronteras. La concepción europea milimetra cada punto del terreno. En la africana, por el contrario, lo importante para un poder es controlar muchas poblaciones. Este matiz es muy importante, pues las formas y consecuencias de controlar un territorio no son las mismas que tiene controlar a una población determinada. De este modo, lo peor que podía pasar si el poder resultaba coercitivo era que esas poblaciones se sublevaran o que marcharan lejos de los brazos del poder. En tal caso, se trataba de recuperar esas poblaciones o, simplemente, se las dejaba marchar.
A modo de ejemplo, en 1440 ocurrió en Tombuctú un episodio que puede ejemplificar este hecho. Cuando un ejército tuareg se cernía sobre la ciudad, las autoridades prefirieron evacuar Tombuctú en lugar de defenderse con uñas y dientes lo que, por otra parte, hubiera significado una más que posible masacre de su población.
Por lo tanto, vemos que las fronteras africanas eran muy flexibles, poco presionantes. Se solían respetar las lenguas, los procesos judiciales (excepto los de sangre) y no se imponía ningún tipo de producción. La extracción de oro, mineral que tan famoso hizo a Mansa Musa, soberano de Mali, era una práctica complementaria y en ningún momento se obligó a los habitantes a extraer el mineral.
Por último, los ejércitos de la época clásica podían oscilar entre los 70000 y los 120000 combatientes.


África y Europa (XV-XX)
Iniesta inicia su exposición haciéndose una pregunta: ¿cómo fue posible la trata?

Al principio, cuando los primeros europeos intentaban adentrarse en tierras africanas (siglo XV) eran derrotados. Tales fueron sus fracasos que finalmente decidieron optar por otra estrategia, la de los intercambios de productos. En este sistema de intercambio con los africanos, los principales productos de importación de los europeos eran manufacturas y tejidos, mientras que los africanos demandaban armas (fusiles rudimentarios) y caballos. Además de esto, el oro, antes de descubrir las posibilidades del Nuevo Mundo, era otro de los productos codiciados. Sin embargo, el inicio de las plantaciones en América y la necesidad de mano de obra hizo que los europeos recurrieran a los esclavos africanos para trabajar esas tierras allende el mar.
Podríamos preguntarnos porqué los africanos permitieron que sus vecinos fueran vendidos como ganado y conducidos hacia un destino terrible. Pues bien, en primer lugar, los africanos no tenían una visión de conjunto. Lógicamente, ellos no veían lo que ocurría al otro lado del atlántico, en ocasiones, incluso, aquellos que vendían esclavos ni siquiera llegaban a ver las atrocidades que ocurrían en sus propias costas. Por otro lado, el esclavo en África tenía una vida que nada tenía que ver con la de los esclavos en tierras americanas. En primer lugar, su uso era clánico, reforzaba la estructura pero no la cambiaba, era como una especie de esclavitud doméstica. Estos esclavos, además, podían acudir al ejército y llegar a lo más alto. Es decir, su vida no estaba limitaba a una cruel servidumbre, sino que tenía ciertas posibilidades de medrar en su “escala social”, si es que podemos hablar en tales términos. Ejemplo de ello es Sakura, un esclavo que llegó a ser mansa (emperador) del imperio de Mali.
Por lo tanto, es muy posible que los africanos, en un principio, no se imaginaban cómo tratarían los europeos a los esclavos.

La trata de esclavos, por otra parte, introdujo en el continente una dinámica de guerra insólita (en períodos anteriores, por ejemplo, había un acuerdo tácito para no luchar en época de lluvias, cuando existía dificultad para moverse y las cosechas aún no habían sido recogidas).
En el siglo XVI se introdujo esta nueva dinámica (luchas y ventas de esclavos) en la costa.
Inicialmente se daban a delincuentes y disidentes, pero esto tenía un límite, así que se optó por visitar al vecino. Se empezó a entrar en combate en épocas insólitas y desacostumbradas. Tuvo lugar una profesionalización militar, que comportó un descenso importante del número de campesinos (en esos años lo que daba más dinero era vender gente).

En definitiva, en la frontera con occidente primero se comerció con oro, luego el oro americano hizo que el africano perdiera peso en el mercado y, por lo tanto, se incrementó la demanda de esclavos.

En el Índico, la costa más alejada de América, el oro iba en dirección a la India e Indochina (con él pagaban especias, ropa,...). La trata fue más tardía (Zanzíbar).

Los años 1650-1850 han sido bautizados como los de paroxismo de la trata de esclavos.

En cuanto a las cifras, los diferentes investigadores aportan distintos números. Los minimalistas, como Philip Curtin (“The atlantic slave trade”) hablan de que unos 9 millones de africanos llegaron a América, mientras que otros 2 millones se perdían durante la travesía. Los maximalistas, como Louise Mª Diop-Maess, hacen hipótesis. Hablan de que, como mínimo, fueron llevados 30 millones de esclavos y que unos 120 millones se perdieron durante los 400 años que duró la trata. Estos datos son chocantes, sobretodo si nos fijamos en que algunas estimaciones nos dicen que en 1600 en África negra habían unos 150-200 millones de habitantes.
Una explicación intermedia, como la de Dibois o D. Fage habla de 15-20 millones.
En estas cifras hay que contar las víctimas de las guerras de captura, las que se perdían en el transporte a la costa, las pérdidas en los almacenes, en el barco...

Continuamente se ha hablado de la incapacidad tecnológica africana para hacer frente a sus enemigos blancos. En lugar de incapacidad deberíamos hablar de sensibilidades diferentes. Por ejemplo, en pleno bosque, durante la retirada de Samori, sus herreros hicieron los primeros rifles de repetición de África. De esto podríamos deducir que, hasta el ataque final de los europeos, los africanos no fabricaron rifles porque, simplemente, no los necesitaron.

Independencia
En marzo-abril de 1900 toda África, excepto Liberia y Etiopía, se encontraba bajo control colonial. Iniesta no habló demasiado sobre este período, quizás el mejor conocido de la historia africana por el gran público. De las pocas cosas positivas de este período, citó dos: el nuevo sentido de proximidad con la tierra y con los otros individuos, y el sentido de respeto y protección del grupo.

Surgió un nuevo grupo social: los occidentalizados. Eran personas impregnadas de valores como igualdad, libertad, fraternidad, valores que ellos mismos, en su tierra, no tenían. Eran, además, un medio de conexión entre la colonia y el pueblo colonizado, una especie de puente. Conocían la estructura productiva de control colonial y hablaban su lengua, comprendían su tecnología, etc. Es decir, conocían la manera de pensar occidental. Sin embargo, al llegar las independencias se toparon con que las propuestas de desarrollo (trabajo, impuestos, etc.) no calaban en el pueblo, que solía rechazarlas. El resultado eran unos gobernantes incapaces de cobrar impuestos (de hacerlo tendrían que recurrir a la represión) -recordemos que en África, históricamente, los impuestos fueron simbólicos-.
Es en este punto en el que Iniesta nos habla de un estado paternal, casi ocioso. Surgieron estados miméticos a los occidentales pero sin la predisposición de maltratar a su propia población. Estos estados presenciaron el fracaso del modelo moderno en tierras africanas.

Tras las independencias, un lugar común se instaló en las mentalidades de los principales gobernantes y en la gran mayoría de pensadores: era necesario modernizar África. Por lo tanto, también era necesario arrinconar a las autoridades tradicionales, vistas como un freno al desarrollo.

50 años más tarde, sin embargo, es un hecho demostrable que casi todos los gobiernos africanos pactan con las autoridades tradicionales, que tienen un papel fundamental a la hora de garantizar el correctofuncionamiento de sus comunidades. Se rompe así el tabú que relacionaba lo tradicional con lo atávico, con algo negativo.

En opinión de Iniesta, estamos a las puertas de un nuevo pacto entre gobiernos y población, entre autoridades políticas y tradicionales, o, al menos, ese parece el camino a seguir. Él sigue un pensamiento que tiende a considerar el estado ausente (aquel que interviene poco en la vida cotidiana y repercute poco en las vidas de las personas) como el más adecuado para África. Este es un tema de acalorada discusión, un debate abierto y palpitante que aquí no abordaremos.


En resumen, la magistral clase de Ferran Iniesta, esas más de cinco horas de erudición sin límites, fueron una buena dosis -quizás sobredosis- de historia africana, una ventana a algo para muchos desconocido. En nuestra opinión, el profesor consiguió explicar el pasado africano relacionándolo con su realidad actual y dio muchas pinceladas que dibujan interrogantes que todo el interesado por África se afanará en responder. 

4 comentarios:

  1. Acabo de ver este blog al buscar información sobre el Prof. Iniesta a quien he tenido el privilegio de conocer esta tarde en Madrid. Enhorabuena por este blog más que necesario.

    Saludos.

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    1. Si le interesa saber más sobre el profesor Iniesta le aconsejo que mire esta entrevista (en portugués), que le hizo Albert Farré: http://www.buala.org/pt/cara-a-cara/o-pensamento-tradicional-africano-entrevista-a-ferran-iniesta

      Saludos y gracias

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  2. Muchísimas gracias por este increíble post. Un gran blog. Saludos :)

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  3. Inicio de los Imperios Africanos:"Ghana, cuyos inicios hemos de situarlos en el siglo VIII. Mali, existente desde el siglo XI pero funcionando como imperio desde el XIII. Sonrai, siglo IX, como imperio desde el XV."
    Imperio Antíguo Egipcio,1ª Dinastía circa 2686 a.c.,¿Reálmente la preséncia del Nilo adelantó 3.200 años el inicio del Imperio frente a los reinos Occidentales Africanos? Me resulta incomprensible dada la exuberante riqueza de la cuenca del río Niger y los supuestos mismos orígenes poblacionales.
    Al igual que los lingüistas Europeos han creado un supuesto origen a la mayoría de las lenguas europeas,el Indoeuropeo,¿ha sucedido algo similar con las lenguas africanas? ësto podría explicar las similitudes entre lenguas tan alejadas geográficamente.
    Los egipcios antíguos eran tremendamente refractarios al cambio,ellos asimilaban y convertían a su cosmogonía todo lo extranjero,el mundo ideal era el Imperio Antíguo, origen de todo lo perfecto y bueno.Ello hizo que su lengua permaneciera fiel a su origen pués los faraones posteriores ordenaban copiar permanentemente los rollos antíguos deteriorados.Ésta tradición estaba tan fijada que hasta los farónes foráneos,Hicsos y Meroíticos hicieron de ésto un pilar central de sus reinados y todos ellos utilizaron exclusivamente el idioma superior,el Egipcio.El idioma se fué enriqueciendo en vocablos pero fué fiel a sí mismo en lo esencial.¿Que quiero decir?,que al estudiarlo estudiamos el más antíguo de Africa sin corrupciones por contacto con pueblos extranjeros.Dudo también de la pureza original de las lenguas africanas occidentales.
    Pienso más bien que los pueblos saharianos occidentales se desplazaron a las zonas fértiles más cercanas,Norte,Oeste y sur y los orientales hacia el Norte,Este y Sur Llevando consigo sus culturas y lenguas cercanas pero no iguales.

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